¿Qué dice tu corazón sobre tu salud?

¿Qué dice tu corazón sobre tu salud?

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La frecuencia cardiaca (FC) es uno de los signos vitales 🫀 que funciona como indicador de salud en el cuerpo humano. La frecuencia cardiaca mide la cantidad de veces que late nuestro corazón en un minuto. Los valores normales de frecuencia cardiaca en reposo para adultos van de los 60 a 100 latidos por minuto.

Una frecuencia cardiaca por debajo ⬇️ de los valores normales promedio puede indicar una función cardiaca más eficiente y un mejor estado cardiovascular. Por ejemplo, un atleta de alto rendimiento puede tener valores en reposo de 40 latidos por minuto.

Muchos factores influyen en nuestros valores de frecuencia cardiaca. Nuestra edad, nivel de condición física, niveles de colesterol, consumo de alcohol y tabaco, nuestro peso o el consumo de ciertos medicamentos son algunos de ellos.

Una frecuencia cardiaca inusualmente alta o baja puede indicar un problema de salud. Se le llama taquicardia cuando tenemos valores por encima de los 100 ppm, y se llama bradicardia a los valores por debajo de los 60 ppm, siempre y cuando no estemos hablando de una persona entrenada o atletas de alto rendimiento 🚴🏽‍♂️.

La frecuencia cardiaca aumenta durante el ejercicio como una medida para asegurar el suministro de oxígeno y nutrientes a los tejidos y órganos. Aunque es importante conocer nuestra frecuencia cardiaca y no poner demasiada presión en el corazón, podemos entrenarlo para volverlo más eficiente. Un corazón eficiente es aquel que puede hacer su tarea con menor esfuerzo.

La Asociación Americana del Corazón establece que la frecuencia máxima durante el ejercicio puede calcularse de esta forma:

220 – nuestra edad = frecuencia cardiaca máxima

Este cálculo nos puede dar un aproximado pero cada individuo es único y reacciona de forma distinta al ejercicio y al esfuerzo.  Para ello hay tablas que nos ayudan a identificar las “zonas de frecuencia cardiaca” y con la ayuda de un reloj que mida la frecuencia cardiaca podemos tener datos más precisos.

La variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC o HRV, por sus siglas en inglés), es el intervalo de tiempo que transcurre entre latidos cardiacos consecutivos 🫀⌚🫀. Incluso el corazón más fuerte y sano no late con la regularidad de un reloj suizo.

A pesar de que la frecuencia cardiaca de una persona es relativamente estable en reposo, los intervalos de tiempo entre latidos varían considerablemente.

Lo más interesante sobre la variabilidad de la frecuencia cardiaca es su relación con el ejercicio. La VFC proporciona información sobre varios factores relacionados con la salud cardiovascular, la capacidad aeróbica y la respuesta o adaptación al entrenamiento.

En términos de frecuencia cardiaca (FC), un valor más bajo podría entenderse como un corazón fuerte y eficiente, sin embargo, si hablamos de VFC es al revés. En general, una mayor VFC está asociada a una mejor salud y a un corazón más resiliente.

La VFC está directamente relacionada con la actividad del sistema nervioso autónomo en sus dos vertientes: simpático y parasimpático. El sistema simpático es aquel que prepara al cuerpo para la acción, el sistema parasimpático ayuda a restablecer el equilibrio y mantenernos en un estado de descanso y calma. Estos sistemas equilibran muchos procesos en el cuerpo.

Durante el ejercicio, la frecuencia cardíaca aumenta para satisfacer la demanda de oxígeno y nutrientes en los músculos. La respuesta del sistema nervioso autónomo a esta demanda se refleja en la VFC. Después de un período de ejercicio intenso, es común observar una disminución temporal en la VFC. Esto se debe a la mayor actividad del sistema simpático, que prepara al cuerpo para la actividad física intensa.

Sin embargo, a largo plazo, el ejercicio regular y adecuado puede mejorar la VFC. El entrenamiento cardiovascular, como correr, nadar o andar en bicicleta, puede fortalecer el sistema nervioso parasimpático y promover una mayor variabilidad de la frecuencia cardíaca en reposo. Esto indica una mayor capacidad del sistema nervioso para responder y adaptarse a las demandas fisiológicas.

Entonces, una VFC alta ⬆️ indica que el corazón está funcionando bien y que el sistema nervioso se está adaptando a las demandas del entrenamiento ✅. Si tu VFC aumenta de forma gradual a medida que comienzas un plan de entrenamiento es muy probable que se deba a una mejora en tu capacidad cardiovascular y pulmonar.

Una disminución repentina de la VFC puede indicar que nuestro cuerpo no se está recuperando adecuadamente, que está sometido a mucho estrés o que es posible que estemos atravesando por un proceso infeccioso 🤒. Básicamente es una señal de advertencia sobre que nos vamos a enfermar o que no estamos manejando bien la cantidad de estrés (ejercicio, dieta, descanso).

La variabilidad de la frecuencia cardíaca se mide a través del análisis de los intervalos de tiempo entre los latidos cardíacos sucesivos. Existen diferentes métodos y parámetros utilizados en la medición de la VFC, pero los más comunes son los dispositivos portátiles como pulseras de actividad o relojes inteligentes que incluyan la medición del VFC y los electrocardiógrafos.

Es importante tener en cuenta que la relación entre el ejercicio y la VFC es compleja, y factores como la intensidad, duración y recuperación del ejercicio pueden influir en los cambios observados en la VFC. La interpretación de los resultados de la VFC debe realizarse en contexto clínico y compararse con valores de referencia específicos para una población determinada. Un médico o especialista en fisiología del ejercicio puede ayudarte a comprender los resultados y su relevancia en tu caso particular.

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Ricardo Lopez
Ricardo Lopez

Súper interesante y súper bien explicado. Gracias por compartir todo este conocimiento de salud y bienestar.

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