Es importante que al pensar en hábitos entendamos que para cambiarlos primero tenemos que conocerlos, a esto le llamo: mentalidad de detective🕵🏻♀️. Como investigador, hay que ser muy observador y estar muy consciente de las cosas que suceden a nuestro alrededor cuando se desencadena uno de los hábitos que deseamos cambiar.
Primero, tenemos que entender que un hábito consta de 3 etapas:
Con esos 3 pasos en mente, tomemos el siguiente patrón de muestra: si sueles ser de los que a media tarde no puede resistir la tentación de ir a la alacena por unas galletas, terminándote el paquete entero y sintiéndote culpable, entonces te invito a convertirte en un detective🕵🏻♀️.
El origen
Observa lo que pasa a tu alrededor. ¿Dónde estás? ¿Qué hora es? ¿Con quién estás? ¿Qué estabas haciendo antes de tener ese antojo? ¿Qué emociones están presentes?
No juzgues tus respuestas, solo sé consciente de ellas. Realiza un pequeño resumen del día para determinar qué es lo que detona ese mal hábito. Por ejemplo: “después de trabajar muchas horas seguidas comienzo a sentir ansiedad por comer.”
La acción
Analiza las acciones que tomas cuando llega ese elemento que libera el mal hábito. Por ejemplo: “una vez que siento ansiedad, voy a la alacena y me como un paquete de galletas.”
La recompensa
Y por último trata de determinar cuál es la recompensa que buscas al realizar dicha acción. Por ejemplo: “me como las galletas para sentirme menos estresado después de un día difícil.”
A veces no es tan sencillo determinar el origen o la recompensa, pero es ahí donde iremos puliendo nuestras habilidades de detective.
Usualmente se falla en el compromiso para cambiar hábitos sencillamente por “saltarnos” el paso de analizarlos y comprenderlos, pero siendo realistas, ¿quién va a la guerra sin estudiar al enemigo?.
Si tienes claro cuál es el gatillo que lo ocasiona puedes comenzar a resolverlo desde ahí. Ejemplo: “cuando paso muchas horas sentado trabajando es cuando tengo antojos.” Entonces te sugiero que tomes breves pausas. Más adelante te menciono diversas estrategias que pueden ayudarte a romper con ese ciclo.
Define una lista de actividades
Una buena herramienta para lograrlo es determinar 5 acciones que te tomen máximo 15 minutos: regar el jardín, llamar a un familiar o amigo, escuchar un pedacito de algún podcast, leer un artículo, jugar un rato con tu mascota, caminar un poco.
Entonces, cuando llega la hora en la que esas galletas te llaman, elige una actividad y llévala a cabo. Es muy probable que, al terminar, ese antojo se haya esfumado. De esta forma vamos enseñando a nuestro cerebro, a que, cuando nos mande esa “alerta de galleta” nosotros le premiemos de otra manera. Quizá termines descubriendo que regar tu jardín o escuchar tu canción favorita es mejor premio que esas galletas.
Saca tus conclusiones. Si lograste burlar el antojo, escribe, o al menos piensa, cómo te sentiste, qué emociones estuvieron presentes. Si no lo lograste, no te juzgues, sigue estudiando tus comportamientos y haciendo ajustes. Lleva tiempo dominar estas habilidades. Pero el hecho de estar consciente ya es un gran paso y pronto verás tus resultados.
Esta estrategia la puedes aplicar para cambiar cualquier hábito, ya sea el cigarro de media tarde, las famosas galletas o navegar en redes sociales más de lo normal.
Recuerda que en el camino para cambiar, tenemos que aprender, y sí, probablemente, vamos a fallar algunas veces, no te preocupes, vuelve sobre tus pasos para evaluar qué sucedió, y al final, podrás encontrar una mejor manera de hacer las cosas.