Decidí llevar a cabo una dieta cetogénica por 40 días para poder comprenderla mejor y poder experimentar en carne propia las cualidades que mencionan sobre este esquema alimenticio.
No pienso detenerme mucho en la bioquímica involucrada en el proceso de creación de cuerpos cetónicos, solo aclararé, las características que definen una dieta como esta:
Es una dieta basada en grasas (70-80% de las calorías vendrán de este grupo de alimentos)
Es una dieta moderada en proteína (15-20% de las calorías)
Es una dieta muy baja en carbohidratos (5-8% de las calorías)
Antes de comenzar me realicé un perfil de lípidos, y de forma diaria medí mi peso, mi porcentaje de grasa y mi glucosa en ayunas. No realicé medición de cetonas en orina, ya que al cabo de unos días esto se vuelve un tanto irrelevante (repito, no voy a detenerme en el proceso bioquímico) y la medición de cetonas en sangre (en específico del BHB) es algo un tanto complicado. Nadie quiere ir al laboratorio todos los días.
El contenido calórico de mi dieta contemplaba entre 1400 – 1500 Kcal lo cual en mi caso es una dieta que supone un déficit calórico de aproximadamente un 20%. Estaba consumiendo unos 80 gr de proteína, 115 gr de grasas y 30 gr de carbohidratos.
En resumidas cuentas, estaba consumiendo huevo, sardinas, carnes blancas y rojas, semillas, frutos secos, aceite de olivo, aceite de coco, aceite de aguacate, mantequilla, aguacate, linaza, aceitunas, quesos, leche de coco, espinaca, kale, col, brócoli, coliflor, lechuga, ejotes y a veces, cuando tenía suerte, unas cuantas zarzamoras.
Comida real, nada de postres ni de productos keto.
Mis hallazgos
Es una dieta sumamente restrictiva.
El eliminar prácticamente un grupo de alimentos, como los carbohidratos, limita tus opciones bastante.
El mundo sin carbohidratos puede ser como un día lluvioso, frío y gris.
Un error muy común que se comete es pensar que en la dieta cetogénica uno puede comer grandes cantidades de proteína, y es incorrecto. El contenido debe ser moderado.
Es complicado hacer un cálculo correcto de macronutrientes que cumpla con el esquema cetogénico y además mantener un déficit calórico si es que estás realizando la dieta con estos fines.
En un inicio me quedaba con hambre, ya que las grasas aportan más del doble de calorías por gramo que la proteína y los carbohidratos, así que, para mantener el contenido de calorías en rango, estaba teniendo que reducir considerablemente mis cantidades.
No es la mejor opción para sustentar un entrenamiento. Aclaro que durante estos 40 días estuve entrenando ligero, sin cargas muy pesadas y sin workouts extenuantes.
Al cabo de 15 días de haber iniciado la dieta comencé a tener un sabor en la boca que no puedo aún describir, no me sabía a esmalte de uñas, pero era un sabor entre metalizado y afrutado. Me parecía molesto y me generaba la necesidad de estar bebiendo todo el tiempo algo para mitigar ese sabor. Creo que nunca había tomado tanto té de canela y jengibre en mi vida.
Mi aliento y orina tenían también un olor diferente, a veces yo no lo notaba, pero mi esposo se encargaba de recordármelo. “En las buenas, en las malas, y en cetosis”, le dije yo.
En cuanto al hambre, soy testigo de que las cetonas hacen un gran trabajo en mitigar esta sensación. Comía porque tenía que comer, pero no tenía en realidad la sensación de querer comer. Esta es una de las razones por las que a ciertas personas puede ayudarles este protocolo. La falta de la sensación de hambre me permitió concentrarme más en mis horas de trabajo, al no tener ese “distractor” sentía que podía trabajar sin interrupciones.
Hablando del peso; comencé la dieta pesando 63 kg y al final me acerqué a los 60 kg con las fluctuaciones normales y esperadas a lo largo del mes. El porcentaje de grasa también bajó un poco, variando entre el 17% y tirándole al 16% al final del experimento. No considero que sea una pérdida de peso/grasa notoria, en principio porque solo realicé la dieta por poco más de un mes, en segundo porque mi déficit calórico no era muy agresivo y en tercero porque la mayor parte de ese peso perdido es un tema de agua y de haber reducido las reservas de glucógeno en mi hígado y mis músculos.
En cuanto a mis niveles de glucosa en sangre (siempre en ayuno) los valores se mantuvieron en un rango de 80 a 90 mg/dl. Previo a la dieta cetogénica, mis niveles estaban entre los 90 y los 100 mg/dl en las mismas circunstancias.
Hablando del perfil de lípidos, estos son los hallazgos:
Previo a la dieta | Post dieta | |
Colesterol total | 214 mg/dl | 278 mg/dl |
HDL | 87 mg/dl | 140 mg/dl |
LDL | 179 mg/dl | 125 mg/dl |
Triglicéridos | 43 mg/dl | 64 mg/dl |
Como conclusión, y aclarando que esto es diferente para cada individuo, creo que es una buena herramienta para elevar los niveles de HDL (colesterol “bueno”) y mejorar los niveles de LDL (colesterol “malo”). Esto, por supuesto, cuando las grasas utilizadas en la dieta no sean grasas saturadas en su mayoría.
Para aquellos que crean, erróneamente, que la dieta cetogénica es una fiesta de carne, tocino y queso fundido, el panel del perfil de lípidos puede verse muy diferente al mío.
Considero que realizar una dieta como estas requiere un conocimiento de cierto nivel para poderla llevar de forma adecuada. Existen muchas ideas equivocadas sobre esta dieta y muchas personas buscan seguirla solo porque está de moda. No es nada nuevo, y no es nada mágico. Es una herramienta y en mi opinión, yo dejaría esta estrategia como un último recurso o para casos donde, por cuestiones médicas, la persona pueda verse beneficiada al hacerla.
Recalco que estos resultados son personales, todos reaccionamos de forma distinta ya que somos bioquímicamente únicos. Cualquiera sea tu motivo para realizar una dieta como esta, mi sugerencia es que te asesores bien ya que es un tema de salud y no un “trending topic”.