¿Estás estancado? Aquí te decimos qué puede estar pasando.

¿Estás estancado? Aquí te decimos qué puede estar pasando.

Muchas veces podemos sentir que no estamos yendo a ningún lado y nos sentimos frustrados por no poder cumplir nuestros objetivos. Entonces decimos que estamos estancados y pensamos en qué puede estar saliendo mal, cuando, según nosotros, estamos haciendo todo bien.

Ningún proceso es lineal, ya sea que estés buscando perder grasa, aumentar tu tejido muscular o mejorar en algún deporte, no va a suceder de forma perfecta y lineal, de hecho, va a ser mucho más irregular de lo que te imaginas. Pero es normal, esta es la realidad. No puedes esperar ver cambios todos los días, las cosas toman tiempo.

Comparemos una trayectoria de pérdida de grasa con una trayectoria laboral. No puedes decir que estás estancado en tu carrera laboral si acabas de salir de la carrera y llevas 2 meses trabajando. Así mismo, no puedes decir que estás estancado en tus objetivos de pérdida de grasa si apenas llevas 2 meses en una estrategia para ello. No necesitas cambiar nada, solo necesitas más tiempo y seguir aprendiendo en el camino. Sobre la misma línea, no puedes esperar que te asciendan de puesto cada semana a pesar de que trabajes arduamente y no faltes ni un día al trabajo. Si estás en un plan de ganancia de masa muscular no vas a ver músculos nuevos cada semana, así como tampoco vas a ver que aumentas tus cargas y tus pesos en el gimnasio día con día.

Ahora, si llevas tiempo intentando y los resultados no llegan, quizá no estés haciendo todo bien. Aquí te mencionaré algunas cosas que pueden estar fallando en tu estrategia:

  1. Estás a dieta todo el tiempo. En consecuencia, tu cuerpo se ha adaptado a trabajar con aportes bajos de energía. No es saludable ni sustentable estar a dieta todo el año. Como parte de una buena estrategia de pérdida de grasa deben existir periodos donde estés en calorías de mantenimiento. Ojo, calorías de mantenimiento no significa el clásico “atáscate ahora que hay lodo”. Es parte del plan y es necesario para poder perder grasa de forma eficiente y sustentable.
  2. Permites que el número en la báscula determine tu forma de comer y de entrenar. Apenas existe una variación en tu peso y ya estás pensando en comer menos carbohidratos o en añadir 30 minutos adicionales de cardio. Debes entender que el peso es un número caprichoso que varía por una y mil razones. Tener una báscula en casa es un buen recurso siempre y cuando sepamos interpretar sus resultados y no se convierta en el horóscopo que determinará si es un día bueno o malo.
  3. Persigues un número en kilogramos en lugar de una sensación de bienestar. Por alguna razón, muchas veces desconocida, estamos apegados a un número y somos capaces de sacrificar nuestra salud mental y física con tal de ver ese famoso número aparecer en la báscula. ¿Cuál sería el beneficio de llegar a pesar esos “X” kilos si en el camino has perdido tu tranquilidad y has creado una guerra entre tu plato de comida y tú?
  4. Te enfocas en quemar calorías en lugar de buscar hacerte más fuerte. Ya hablamos de esto en el blog pasado. El ejercicio debe entenderse como un medio para mantener un peso saludable y un estado óptimo de salud en todos los sentidos. Haz ejercicio para sentirte más fuerte, tener más energía, ganar confianza en ti mismo y sentirte mejor.
  5. No aceptas la idea de que un cuerpo más atlético o “tonificado” seguramente va a pesar más de lo que pesas ahora. Olvida ya ese número en la báscula que tú mismo te has impuesto. Subir de peso no es sinónimo de fracaso. Si tú estás haciendo ejercicio de forma consistente y además tienes una nutrición adecuada es muy probable que ganes peso a causa de mejorar la cantidad de músculo, y eso, amigos y amigas es motivo de celebración.
  6. Tu entrenamiento no tiene estructura. Haces workouts aleatorios cada semana en lugar de ser consistente con un programa que sea progresivo. Lo básico sirve, no hay necesidad de hacer circo y malabares en tu programa de entrenamiento. También puedes estar enfocándote demasiado en el ejercicio cardiovascular y has relegado el entrenamiento de fuerza. Como el entrenamiento de fuerza no hay dos. Es un seguro de vida. Es algo de debes de hacer.
  7. No llevas una dieta suficiente que promueva un buen desempeño en el gym y que mejore la masa muscular. Retomando el punto 1, vives a dieta. Una dieta reducida en calorías o en nutrientes NO va a ser el entorno adecuado para rendir al máximo y hacer músculo. Si realmente quieres sacarle jugo a esas sesiones en el gym o a tu entrenamiento necesitas sustentarlo con una alimentación adecuada.
  8. Subestimas el manejo del estrés y el descanso, por lo que tu sistema nervioso no encuentra tiempo para entrar en modo “zen” y poder recuperarse y adaptarse. El tiempo que pasas en el gimnasio o el tiempo que le dedicas al deporte que te gusta es una cara de la moneda. Es el tiempo donde nos sometemos a un nivel de estrés que en consecuencia detona que nuestro cuerpo busque hacer adaptaciones para hacernos mejores y más fuertes, pero estas adaptaciones suceden en los tiempos de descanso, de reposo, mientras dormimos. Se necesitan ambas cosas para obtener resultados. Analiza y determina cómo has estado manejando el estrés, si estás priorizando tus días de descanso a la par de tus días de entrenamiento.
  9. Eres muy impaciente. Esperas ver progreso todos los días y quieres resultados rápidos. Al no ver cambios de forma inmediata cambias tu estrategia y no le das tiempo necesario a nada para rendir frutos. Vuelvo a repetir, las cosas toman tiempo y seguramente va a ser más tiempo del que tú tienes en mente. Sé paciente, acepta la idea de que habrá días buenos y días malos y que todos siguen siendo parte del proceso de aprendizaje y evolución.

El cambio es difícil y a veces tenemos que hacer cosas completamente distintas a lo que creemos o estamos acostumbrados a hacer para tener resultados. Resulta muchas veces incómodo salir de nuestra zona de confort, pero es la mejor forma de aprender y mejorar.

Hay mucha información que cae en extremos y puede hacernos sentir que de una forma u otra siempre estamos fallando. Tienes que empezar por abrir tu mente a aprender lo que es mejor para ti, lo cual conlleva trabajo y esfuerzo. Tú versión “más magra” o “más ligera” no es necesariamente tú versión más feliz y saludable. No te adjudiques valor de acuerdo a un número en la báscula. Busca valor a través de tus acciones, de lo que aportas para ti y para el mundo.

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