El ácido láctico | Un recurso energético incomprendido.

El ácido láctico | Un recurso energético incomprendido.

Las células de nuestro cuerpo necesitan oxígeno para llevar a cabo ciertas funciones. A la falta de oxígeno se le llama hipoxia celular. Cuando hay hipoxia celular y se realiza ejercicio intenso, las células llevan a cabo procesos metabólicos anaeróbicos, es decir, en ausencia de oxígeno.

Hoy vamos a platicar sobre el proceso del metabolismo anaeróbico de la glucosa, conocido como fermentación láctica. Se le llama de esta forma porque el producto resultante de esta reacción de degradación del piruvato es el ácido láctico. ¿Te suena familiar?

Este residuo metabólico tiene mala fama, se le ha culpado de ser el causante de la fatiga muscular cuando realizamos ejercicio intenso. ¿Alguna vez has estado haciendo sentadillas y llega un punto donde llegas a la falla muscular y no puedes realizar una repetición más? Tus piernas simplemente no responden.

La fatiga muscular la entenderemos como un descenso en la capacidad de generar fuerza o potencia en contracciones máximas.

Bueno, el ácido láctico per sé, no es el responsable de esto. De hecho, el ácido láctico, dentro del músculo, es inerte, no tiene ninguna función. Lo que realmente sucede es que comienza a haber una acumulación de iones hidrógeno (resultantes de este mismo proceso) que ocasionan una disminución en el pH de las células musculares. La fatiga muscular ocurre para proteger a nuestros músculos de una acidosis severa, de lesiones celulares y de lesiones deportivas.

El ácido láctico de los músculos pasa al torrente sanguíneo a través de transportadores específicos. Estos transportadores, a su vez, se llevan algunos de los iones hidrógeno los cuales son amortiguados y excretados en forma de CO2 a través de la respiración pulmonar. La mayor parte del ácido láctico llega al hígado y se utiliza como sustrato para volver a sintetizar glucosa, es decir, ¡energía nueva para volver a mandar a los músculos!

Cuando entrenamos desencadenamos una serie de reacciones enzimáticas que ocasionan la interrupción del equilibrio (homeóstasis) y el aumento de procesos catabólicos. Nuestro cuerpo responderá, casi de forma inmediata, con procesos anabólicos, o de recuperación, para proteger al organismo de las pérdidas energéticas causadas durante el entrenamiento. Entre más intenso sea nuestro entrenamiento mayor será el riesgo de desequilibrio en nuestro organismo.

La fatiga en el entrenamiento es necesaria como un estímulo que lleve a nuestro cuerpo a adaptarse y a mejorar, pero debe realizarse de forma estructurada y progresiva.

Nuestro cuerpo es sumamente hábil en encontrar la forma de generar energía para mantener las funciones vitales de las células y preservar la vida y el movimiento. El reciclado del ácido láctico para generar una fuente de energía alterna para nuestros músculos es un ejemplo de ello. Lejos de pensar que el ácido láctico es un producto de desecho causante de dolor, pensemos ahora que el ácido láctico es un recurso energético más.

Comentar

Tenga en cuenta, los comentarios deben ser aprobados antes de ser publicados.

Este sitio está protegido por hCaptcha y se aplican la Política de privacidad de hCaptcha y los Términos del servicio.