¿Qué pasos tomas cuando te propones una meta? ¿Te saltas directo a la recompensa final y reconstruyes en reversa los pasos que debes tomar? o ¿alguien o algo te inspiró, pero no sabes a ciencia cierta qué pasos tomar para cumplirla? o ¿eres muy ortodoxo, propones una teoría para completarla y la sigues paso a paso?
Las metas vienen en todas las formas y colores, pero podemos englobarlas en 4 puntos cardinales:
- Pueden ser financieras, donde el objetivo es ganar más dinero, empezar a ahorrar, obtener una oferta laboral o emprender un proyecto.
- Emocionales, que pueden abarcar desde hacer las paces contigo mismo o tratar de entender mejor los sentimientos de los demás y ser más empático.
- Sociales, donde buscas sanar o mejorar las relaciones con tus amigos, familiares o pareja.
- Salud, donde buscas integrar un orden a tu día mediante una rutina de ejercicio, caminatas, higiene del sueño y una alimentación balanceada alineada con tus objetivos.
Cuando de cumplir metas hablamos, en cualquiera de los 4 puntos, todos nos imaginamos cruzando la línea final, cual Usain Bolt, cargados en hombros, con los bolsillos llenos de dinero, se nos eriza la piel y hasta nos ponemos un poco nerviosos, y claro, esa inspiración inicial es de gran utilidad y nos brinda un gran empujón. ¿La desventaja?, la inspiración es frágil, se diluye, entonces, empezamos a flaquear, y si no tenemos un buen plan no sabemos bien qué sigue o qué pasos tomar después de esa inspiración inicial. Entonces, sucede, que aquella bicicleta estacionaria que compramos a principios del año porque teníamos la determinación de usarla para tener una mejor condición, termina convirtiéndose en un perchero a mitad de Semana Santa, o los gastos y deudas nos empiezan a rebasar por el cúmulo de malas decisiones financieras.
Quien haya corrido su primer maratón o se haya comprado el auto de sus sueños después de partirse el lomo de 9 a 5, sabe de lo que estoy hablando. Sí, ya sé que son 2 cosas completamente diferentes, pero en esencia, sabes el sudor, lágrimas y esfuerzo que te ha costado poder llevarlas a cabo.
Por eso, hoy te escribo para ayudarte con unos cuantos consejos para poder cumplir tus objetivos, porque sé, que, para ser mejor en cualquiera de los 4 puntos cardinales, se requiere un plan, y es aquí donde he desarrollado un acrónimo para METAS, donde cada letra representa lo siguiente:
- M, de Motivación
- E, de Ejecución
- T, de Tiempo
- A, de Adherencia
- S, de Sostenible
Motivación
¿Inspirado? ¡Bien! Porque la motivación, es el siguiente paso en la ecuación: es el deseo de aferrarte a esa meta. Puede venir de una recompensa externa, como obtener un mejor estado de salud representado por tu aspecto físico o número en la báscula o tener el coche del año porque refleja tus logros financieros. Pero también puede ser intrínseca, es decir, que provenga de ti, que hagas las cosas por sentirte satisfecho contigo mismo o porque tu meta supone un reto que nunca hayas hecho y buscas superarte.
La motivación no es lineal, fluctuará día a día: los días bajos podremos sentirnos frustrados cuando las cosas no salgan a la 1ª y queramos aventar todo por la borda, pero es parte del proceso de aprendizaje, para que los días altos estemos mejor preparados y salgamos adelante.
Ejecución
¿De qué sirve una meta sin un plan? Establecer una serie de pasos o minimetas que puedas ir ejecutando te permitirá acumular trabajo sobre la marcha, para que así, en la visión global de tu objetivo, lo puedas cumplir. Ejemplo: digamos que quieres ahorrar $12,000 en 1 año, por lo tanto, empiezas ahorrando $1,000 al mes. Probablemente a los 3 meses veas tu estado de cuenta y pienses: “¿$3,000? ¿Apenas?” pero conforme se acerca el fin de año, ya figuran, los 10’s, 11’s, y pensarás que ya estás cerca, ya saboreas poder gastarlo, invertirlo o ahorrarlo. Pero esto no sería posible si no apartaras de modo consciente parte de tu dinero al mes con el compromiso de no tocarlo, es decir, ejecutar tu plan de manera consistente durante 12 meses.
Aquí también añadiría la “E” de ESFUERZO: ninguna meta se puede lograr sin poner el trabajo, si hablamos de dinero, será una inversión, si hablamos de deporte, será acumular horas en el gimnasio o kilómetros en la pista.
Tiempo
Establecer una ventana para lograr tu objetivo será primordial, fechas a corto, mediano y largo plazo dependiendo de la complejidad de tu meta. El tiempo tiene que ser en proporciones reales y logrables, ¿a qué me refiero?, correr ½ maratón el siguiente mes, sin haber entrenado, sería poco probable, y sin duda, una muy mala estrategia. Mejor, establecer una meta a 6 ó 12 meses y aumentar de manera progresiva el volumen de kilómetros.
Adherencia
Sencillamente, apegarse al plan. No podrás cumplir tus metas si pones el trabajo un día sí, un día no, una semana perfecta, y las otras 2 regulares. Plantearse un objetivo requiere un compromiso de apego consistente, de no quitar el dedo del renglón, y si bien, habrá días donde flaqueemos, lo importante es saber reconocerlo y estar comprometidos a hacerlo mejor la próxima vez.
También es “A” de saber ADAPTARSE. Si mi meta es correr 21 km o llevar una mejor alimentación, pero mi trabajo requiere que viaje un par de días a la semana, probablemente tenga que correr en la caminadora del hotel o elegir mejor donde voy a comer: la vida siempre se atraviesa y es mejor estar listos con un plan para poder adherirse lo mejor posible.
Sostenible
Tu plan tiene que estar hecho de modo que puedas llevarlo a cabo en un escenario y tiempo reales. Tiene que ser gradual y presentarse en el momento en el que estamos en nuestras vidas y, sobre todo, con lo que puedas controlar. ¿A qué me refiero? Si tus horarios sólo te permiten entrenar 2 veces a la semana, hazlo, aprovéchalas y con el tiempo probablemente puedas hacer espacio para 1 más. ¿Te desvelas porque te quedas viendo tu serie favorita hasta las 12 am? Empieza apagando la televisión a las 11 pm y gradualmente hazlo más temprano. Empezar un plan para cumplir tu meta no requiere que vayas de 0 a 100 de la noche a la mañana, es más como un 0 a 20, después de 20 a 40, un día malo, de 40 a 30, pero al siguiente, de 30 a 50, así, hasta que, después de unos cuantos meses o inclusive, años, la acumulación de las pequeñas minimetas, te permitirán, por fin, llegar al 100.
Cabe mencionar, que, las metas deben ir de acorde al grado y naturaleza del momento en el que estamos en nuestras vidas, por ejemplo, aquél que quiere subir las escaleras después de una operación de rodilla VS aquél que quiere subir el Nevado de Toluca, difieren en grado, más no en su naturaleza, es decir, para ambos representa un gran esfuerzo, pero aplicados en circunstancias distintas. O imagínate que 2 personas con diferentes sueldos se proponen ahorrar el 10% de su ingreso mensual, para uno representará $1,000, y para el otro, $10,000, difieren en grado, más no en su naturaleza. Es importantísimo ser honestos con nosotros mismo para darnos cuenta acerca de dónde estamos parados en los 4 puntos cardinales, y a partir de ahí, plantear metas pertinentes, que nos brinden satisfacción y que siempre, nos hagan crecer como personas.
¿Cómo empezar?
Para la meta que decidas emprender, hay muchísimos recursos que pueden ayudarte a plantear un punto de partida: puedes visitar varios sitios web, leer artículos, libros, y por supuesto, platicar con expertos en el tema para que te den guía y asesoría. ¿Para qué?, para que con esto recabes información que te ayude a discernir si tu meta se acerca o se aleja de la realidad en cuanto a las expectativas que tienes. Ya con toda esa información, ahora sí, define el “qué”, “cómo” y “cuándo”. Lo puedes anotar en un calendario, en una app de notas, en tu diario o en algún lugar donde puedas visualizarlo de modo constante. Tener ese control te mantendrá enfocado y te ofrecerá claridad sobre el camino que estás recorriendo.
No esperes más y empieza hoy a cuestionarte qué quieres, cómo lo quieres hacer y para cuándo lo quieres lograr, (no le digas a nadie , pero este es uno de los secretos del camino a la felicidad).
¡Hasta la próxima!