La víctima: El papel que no quieres en la obra

La víctima: El papel que no quieres en la obra

Todos hemos jugado alguna vez el papel de la víctima. Este papel es aquel que nos ponemos a modo de auto defensa para liberarnos de algunas responsabilidades que no queremos asumir en nuestra vida o porque nos cuesta ver más allá de nuestro propio dolor.

El jugar el papel de víctima nos mantiene estáticos y nos impide cambiar. Es invertir energía en culpar a otros, a las circunstancias y a otros factores externos.

Muchas veces nos encontramos desempeñando este rol sin darnos cuenta. Lo hacemos ya de manera natural y vivimos sintiéndonos desdichados y pensando que para nosotros la vida ha sido demasiado complicada e injusta.

Te diré algo: nuestro dolor no nos hace especiales. El dolor es universal. Las situaciones difíciles por las cuales hayas atravesado no te hacen diferente. Cualquiera que sea el dolor o pena por la cual hayas pasado te aseguro que muchas otras personas ya han pasado por eso también o incluso por situaciones aún más difíciles. Donde podemos marcar una diferencia es en la forma en la que transformamos ese dolor o esa pena en algo útil, en una experiencia que nos haga mejores seres humanos.

Vivir en un estado donde sentimos pena por nosotros mismos es egoísta. Es suponer que tu dolor es único, es ensimismarse y perder la empatía con el resto del mundo. Acentúa sentimientos egocéntricos y nos convierte en reyes o reinas del drama.

Cuando entiendes que hay más personas en el mundo atravesando por lo mismo o por situaciones más difíciles vuelves a estar conectado con los demás y puedes tener una mejor perspectiva de ti mismo, una perspectiva más real.

Con esto no intento minimizar o restar importancia a ciertas situaciones:

  • Hay que aceptar que la vida conlleva sufrimiento y que este sufrimiento no se contrapone a la felicidad.
  • Si pensamos que la tranquilidad llegará cuando se alejen los sufrimientos entonces pasaremos la vida esperando.
  • Debemos tener la capacidad de buscar felicidad a pesar de los retos que la vida supone.
  • Debemos aprender a usar el sufrimiento y el dolor como una herramienta de crecimiento, como una ruta para ser mejores y ayudar a otros.

Toda situación difícil y todo dolor traen consigo un aprendizaje, y lo más valioso es que ese aprendizaje podemos pasarlo a otros para entonces darle sentido: que el legado de mi dolor sea el crecimiento ajeno.

¿Has escuchado la palabra biodigestor? En resumidas cuentas, es un contenedor donde se deposita materia orgánica (muchas veces 💩) para convertirlo en una fuente de energía relativamente limpia. ¿Por qué menciono esto? Podrás quizá ya imaginarlo… Seamos parecidos a un biodigestor y transformemos nuestra “materia orgánica”, alias, situaciones difíciles de la vida, en algo útil y en algo bueno.

Esta es la diferencia, esto es lo que nos hará especiales. El dolor es parte de nosotros y otorga sentido a nuestras vidas. Seamos de aquellos que marcan una diferencia por haber superado pruebas y tiempos difíciles y dejemos de querer ser protagonistas desde la perspectiva de la víctima.

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